ALEGORÍA DE ABRAHAM, ISAAC Y SARA.

    Una Alegoría en la Biblia, fue empleada con el fin de representar o significar algo con otra cosa diferente y que, por lo normal, simbolizan ideas abstractas por medio de figuras, metáforas consecutivas; es decir, hace uso de un sentido recto y otro figurado; ambos completos, a fin de dar a entender una cosa expresando otra diferente. Es así como Dios ha tratado con el hombre, de forma que lo espiritual no puede ser explicado en esta realidad; entonces Dios, toma íconos o símbolos de ese mundo con el fin de representar lo por venir, y así, hacernos entender de alguna forma, lo que ha de acontecer.

    En este orden de ideas, la Alegoría de Abraham, Isaac y Sara, quiere mostrar, por una parte, la preminencia de Dios como único Creador de todas las cosas, entre las que se cuenta al hombre; por lo que, de acuerdo a la Sagrada Escritura y a las mismas palabras de Jesús, nuestro único Padre espiritual. No se debe confundir la expresión: “padre de la fe”, como se le conoce a Abraham; que “Padre Espiritual”.

    La primera frase, corresponde al génesis de la fidelidad que un hombre puede desarrollar y mantener siempre una fe que le permita poder conseguir lo que el Dios invisible le ha prometido hacer visible y real, trayéndolo de lo que no se ve. Por ser Abraham, este primer hombre que pudo mantener la esperanza de engendrar un hijo en su vejez, cuando su esposa Sara, no solo también era de edad avanzada, sino que naturalmente, le era imposible procrear hijos. Por lo que Isaac, viene a representar la promesa que, en la fe de Abraham, se nos ha dado a todos los hombres: Cristo, en quien tenemos por promesa, la redención y la vida eterna.

    Como segundo término, Dios es el único ser que puede recibir el título de Padre Espiritual; pues es el creador del alma y el espíritu. Es decir, el dador de vida, de quien son todas las cosas. Es Dios en Cristo, quien concede la vida eterna. Los siervos del Señor, solo pueden sembrar y regar, pero el crecimiento, sólo lo concede Dios.

    Ahora, respecto a Abraham como “padre”, en todo lo que tiene que ver con Isaac, el sacrificio que Jehová le demanda hacer tomando como holocausto a su único hijo; muy claramente, este hecho, aunque fue real, alegoriza al Padre Eterno, quien dio a su único Hijo en rescate por nuestra salvación. Entre tanto que, Isaac representa al hombre, el cual era digno de muerte por la transgresión de Adán.

    No obstante, Dios, habiendo probado la fe de Abraham al exigirle en sacrificio a su único hijo; una vez que probó la convicción y la obediencia de este patriarca, le proveyó cordero para el sacrificio. Esto es, que nosotros, aun siendo enemigos de Dios, Cristo a su tiempo murió por todos nosotros.

    Por lo que en Sara la libre, hemos sido engendrados de Dios, quien alegoriza “al padre Abraham”, pues en ella, se dio la promesa del considerado por Dios, como “el único hijo de Abraham”. Tanto que Sara representa para nosotros, la Gracia redentora, pues el nacimiento por promesa, alegoriza también a Cristo (Gn.3:15).

    Por lo que, si Abraham representa al pacto, Sara también. ¿Y qué es este pacto? Sino la promesa de la Vida eterna, el derecho a tomar del árbol de la vida y de entrar a la Santa Ciudad que viene del Cielo de Dios, la cual es la Jerusalén espiritual: Nuestra madre-patria.

    Es por eso, que, en la Parábola del rico y Lázaro, Jesús haciendo uso de la Alegoría, expresa: “El seno de Abraham” donde se encuentra Lázaro. Allí, el maestro le concede al “padre Abraham”, atributos que sólo pertenecen al “Padre eterno” …

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